Estaba en la Plaza Comercial con mi familia e íbamos caminando en medio, y estábamos viendo esos kioscos. ¿ Ya los has visto? Como si no vendieran suficientes cosas ya en la Plaza Comercial, así que tuvieron que poner estos kioscos sobre ruedas para que pueden vender más cosas. Y estábamos viendo un kiosco en particular porque tiene todo tipo de cosas, juguetes e invenciones que te puedas imaginar, en todos los colores habidos y por haber. Y vimos que estaban vendiendo una cosa como pelota de juguete o deportes y el vendedor dice, "¿te gustaría probarla". Y le digo, "Bueno". Así que enreda esta cosa en mi muñeca, y está conectada a un tipo cordón elástico, que está conectado a una pelota, y el propósito, me dijeron, es que se supone que tienes que tomarla y aventarla y va y regresa a ti y tú la tienes que atrapar. Así que claro que la tomé y la arrojé, y regresó a mí y me pegó en la cara, Y volteo, volteo y veo a mi hijo y le digo: "Oye, ¿quieres intentarlo?". Y dice, "No". Ya que ve a papá haciendo el ridículo. Y el vendedor está platicando de cómo la gente usa esto como un remedio contra el estrés. Mi esposa y yo nos reímos y continuamos nuestro camino, "sí, claro". Pero mi hijo, se queda parado ahí y dice, "Quiero uno". Y yo así como que "No, no, no, ya nos vamos, vámonos". Y él dice, "Pero, quiero uno". Y yo, "No. tiene un cordón así; y tiene una cosa como correa y te vas a enredar todo". "No, No, nos tenemos que ir". Y él, "No, pero, pero quiero uno". Un par de semanas antes de esto, fuimos a una escuela cerca de nuestra casa, alguien dejó unas pelotas en el área de juegos, probablemente del recreo o algo así, y habíamos estado aventando y pateando esas pelotas con mis niños. Y mi esposa y yo habíamos comentado que deberíamos comprarles una pelota a los niños. Es decir, todo mundo necesita una pelota, ¿cierto? Así que esa mañana, Temprano ese mismo día, habíamos decidido, tú sabes, después de regresar de la Plaza Comercial, hay que ir del otro lado de la calle a la tienda de deportes y vamos a comprarles una pelota a los niños. Pero en ese momento, mi hijo está ahí parado en el kiosco diciendo, "Quiero una, quiero una". Y para ese momento mi esposa y yo ya hemos caminado por lo menos pies del kiosco, y mi hijo está ahí parado, y ve hacia arriba a lo que para él es una pared masiva llena de juguetes, y dice, "¡Pero la necesito!". Y yo en un momento de inteligencia paternal, decido que voy a razonar con un niño de dos años y medio a pies de distancia. Así que comienzo a desarrollar mi caso, "Tú no entiendes, se te va a enredar en la muñeca. No va a funcionar. Se va a romper. Va a volar y te va a golpear, no va a... ". Y él se me queda viendo con esa mirada. Tal veztú la has visto antes. Se me queda viendo con esa mirada como de, "Creí que habías dicho que me amabas". Y yo así como que, "No me hagas esto". Y estoy seguro que el vendedor estaba pensando, "Qué papá tan tacaño. Cómprasela cuesta sólo siete dólares y tu hijo se está derrumbando aquí". Así que tuve que caminar hasta él y bajo gran protesta, tuve que cargarlo y llevármelo al auto. Así que entramos a la tienda de deportes y mi radar está prendido, y localizo la sección de pelotas de deportes. Y hay pelotas de básquetbol, fútbol americano y fútbol. Y eventualmente llegamos al pasillo de pelotas, y las pelotas están apiladas ahí; rojas, azules, amarillas, verdes y el olor a plástico nuevo en el aire. Sabes a lo que me refiero. Es ese olor a pelotas nuevas y buenas antes de que se rompan. Así que llevamos a nuestro hijo a la pared de pelotas y se queda parado ahí y ve hacia arriba. Y con gran gusto le digo, "Escoge la que quieras". Y abre unos grandes ojos y señala y dice, "La anananjada". Y con alegría bajo la anananjada del estante y se la doy. "Tú eres mi hijo en el cual tengo contentamiento". Y luego digo, "¿Marchamos la marcha del triunfo; un canto de victoria si quieres llamarlo así?". Así que la familia Bell, con mi hijo abrazando su pelota al frente, acariciándola, diciendo, "La anananjada, la anananjada", tomamos la marcha del triunfo a través de la tienda de deportes. "Fuera de nuestro camino, porque mi hijo tiene una pelota anananjada". Pero lo importante no es la pelota, ¿o sí? Es decir, que tal si, supongamos, esa fuera mi meta para mis hijos, que tuvieran más cosas y mejores cosas. Ese no es el punto, ¿más cosas? No, mi alegría, el punto para mí es mi relación con mis niños. Es nuestras acciones internas. Es nuestra conexión. La alegría para mí es cuando hablamos de cosas que nos importan. ¿ Y mis niños? Me piden cosas todo el tiempo y me encanta darles lo que quieren, Pero no siempre lo hago. Algunas veces digo "no". Y no es porque sea cruel o malo ni nada de eso. Sino porque sus perspectivas son limitadas. Hay cosas que ellos no ven y yo sí. Hay cosas que no saben. Es decir, ¿qué tal si obtuvieran cada cosa que piden, justo cuando la piden? Algunas de las cosas que piden lo siento haría infelices. Otras cosas puede que sean geniales algún día, pero no ahora. Así que digo "No". Y por lo tanto, algunas veces me echan esa mirada de "Creí que me amabas". Y sólo les digo, "Bien, sólo tienes que confiar en mí en esto". Ven aquí, hijo, ven aquí. Ven, pude crear un pequeño mundo en una burbuja segura para ellos. Donde siempre obtuvieran todo lo que quisieran, justo cuando lo pidieran, donde fueran protegidos de todo, pero no sería vida, ¿o sí? Algunas veces le pedimos cosas a Dios y cuando no las obtenemos, y Dios no nos las da, Pensamos que algo debe estar mal con Dios. O tal vez le has estado pidiendo a Dios algo desde hace tiempo, y aún no lo recibes. Y tu pregunta es: "¿Cuánto tiempo tengo que esperar para esto? ¿Cuándo me lo va a dar Dios?". Ytal vez la perspectiva de Dios es, "¿Cuánto tiempo, en cuánto tiempo vas a ver que hay una perspectiva más grande aquí? O tal vez eres como yo. Algunas veces piensas, "Dios, si tan sólo me das esto, entonces estaré bien. Entonces mi vida estará bien". Tú puedes llenar ese vacío, lo que sea que sea tu "eso". "Dios, si sólo me das esto, entonces todo estará bien", Y Dios dice: "No, no es cierto". O tal vez piensas, "Dios, si tan sólo me das esto entonces seré feliz". Y tal vez Dios dice: "No, no serías feliz". Se te va a enredar en la muñeca y te va a golpear en la cara y lo hará. No te haría feliz, no lo disfrutarías". Aveces tenemos nuestras propias ideas de lo que sería mejor, ¿o no? Así que esperamos que Dios esté de acuerdo con nuestra idea de lo que sería mejor. Pero la idea de Dios de mejor es mejor, ¿no? Y no sé por qué hay tanto dolor y confusión en la vida. Y no sé cómo Dios lo puede soportar, pero lo que sí sé, la pregunta es; ¿Creo que Dios es bueno? Es decir, ¿profundamente en tus huesos, cómo crees que es Dios realmente? Porque hasta que cada uno de nosotros tratemos con esta pregunta, entonces nada va a tener sentido, ¿o sí? Y Jesús dijo, "¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan le dará una piedra, o si un hijo pide pescado le dará una víbora? Si ustedes que son humanos, que son carne y sangre, siendo malos, saben cómo dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que le pidan?". Así que cuando te encuentres parado frente al kiosco, preguntando, "¿Por qué no puedo obtener lo que quiero?". Cree que Dios es bueno y que cruzando la calle tiene algo mejor.
Dios quiere lo mejor para nosotros
Estaba en la Plaza Comercial con mi familia e íbamos caminando en medio, y estábamos viendo esos kioscos. ¿ Ya los has visto? Como si no vendieran suficientes cosas ya en la Plaza Comercial, así que tuvieron que poner estos kioscos sobre ruedas para que pueden vender más cosas. Y estábamos viendo un kiosco en particular porque tiene todo tipo de cosas, juguetes e invenciones que te puedas imaginar, en todos los colores habidos y por haber. Y vimos que estaban vendiendo una cosa como pelota de juguete o deportes y el vendedor dice, "¿te gustaría probarla". Y le digo, "Bueno". Así que enreda esta cosa en mi muñeca, y está conectada a un tipo cordón elástico, que está conectado a una pelota, y el propósito, me dijeron, es que se supone que tienes que tomarla y aventarla y va y regresa a ti y tú la tienes que atrapar. Así que claro que la tomé y la arrojé, y regresó a mí y me pegó en la cara, Y volteo, volteo y veo a mi hijo y le digo: "Oye, ¿quieres intentarlo?". Y dice, "No". Ya que ve a papá haciendo el ridículo. Y el vendedor está platicando de cómo la gente usa esto como un remedio contra el estrés. Mi esposa y yo nos reímos y continuamos nuestro camino, "sí, claro". Pero mi hijo, se queda parado ahí y dice, "Quiero uno". Y yo así como que "No, no, no, ya nos vamos, vámonos". Y él dice, "Pero, quiero uno". Y yo, "No. tiene un cordón así; y tiene una cosa como correa y te vas a enredar todo". "No, No, nos tenemos que ir". Y él, "No, pero, pero quiero uno". Un par de semanas antes de esto, fuimos a una escuela cerca de nuestra casa, alguien dejó unas pelotas en el área de juegos, probablemente del recreo o algo así, y habíamos estado aventando y pateando esas pelotas con mis niños. Y mi esposa y yo habíamos comentado que deberíamos comprarles una pelota a los niños. Es decir, todo mundo necesita una pelota, ¿cierto? Así que esa mañana, Temprano ese mismo día, habíamos decidido, tú sabes, después de regresar de la Plaza Comercial, hay que ir del otro lado de la calle a la tienda de deportes y vamos a comprarles una pelota a los niños. Pero en ese momento, mi hijo está ahí parado en el kiosco diciendo, "Quiero una, quiero una". Y para ese momento mi esposa y yo ya hemos caminado por lo menos pies del kiosco, y mi hijo está ahí parado, y ve hacia arriba a lo que para él es una pared masiva llena de juguetes, y dice, "¡Pero la necesito!". Y yo en un momento de inteligencia paternal, decido que voy a razonar con un niño de dos años y medio a pies de distancia. Así que comienzo a desarrollar mi caso, "Tú no entiendes, se te va a enredar en la muñeca. No va a funcionar. Se va a romper. Va a volar y te va a golpear, no va a... ". Y él se me queda viendo con esa mirada. Tal veztú la has visto antes. Se me queda viendo con esa mirada como de, "Creí que habías dicho que me amabas". Y yo así como que, "No me hagas esto". Y estoy seguro que el vendedor estaba pensando, "Qué papá tan tacaño. Cómprasela cuesta sólo siete dólares y tu hijo se está derrumbando aquí". Así que tuve que caminar hasta él y bajo gran protesta, tuve que cargarlo y llevármelo al auto. Así que entramos a la tienda de deportes y mi radar está prendido, y localizo la sección de pelotas de deportes. Y hay pelotas de básquetbol, fútbol americano y fútbol. Y eventualmente llegamos al pasillo de pelotas, y las pelotas están apiladas ahí; rojas, azules, amarillas, verdes y el olor a plástico nuevo en el aire. Sabes a lo que me refiero. Es ese olor a pelotas nuevas y buenas antes de que se rompan. Así que llevamos a nuestro hijo a la pared de pelotas y se queda parado ahí y ve hacia arriba. Y con gran gusto le digo, "Escoge la que quieras". Y abre unos grandes ojos y señala y dice, "La anananjada". Y con alegría bajo la anananjada del estante y se la doy. "Tú eres mi hijo en el cual tengo contentamiento". Y luego digo, "¿Marchamos la marcha del triunfo; un canto de victoria si quieres llamarlo así?". Así que la familia Bell, con mi hijo abrazando su pelota al frente, acariciándola, diciendo, "La anananjada, la anananjada", tomamos la marcha del triunfo a través de la tienda de deportes. "Fuera de nuestro camino, porque mi hijo tiene una pelota anananjada". Pero lo importante no es la pelota, ¿o sí? Es decir, que tal si, supongamos, esa fuera mi meta para mis hijos, que tuvieran más cosas y mejores cosas. Ese no es el punto, ¿más cosas? No, mi alegría, el punto para mí es mi relación con mis niños. Es nuestras acciones internas. Es nuestra conexión. La alegría para mí es cuando hablamos de cosas que nos importan. ¿ Y mis niños? Me piden cosas todo el tiempo y me encanta darles lo que quieren, Pero no siempre lo hago. Algunas veces digo "no". Y no es porque sea cruel o malo ni nada de eso. Sino porque sus perspectivas son limitadas. Hay cosas que ellos no ven y yo sí. Hay cosas que no saben. Es decir, ¿qué tal si obtuvieran cada cosa que piden, justo cuando la piden? Algunas de las cosas que piden lo siento haría infelices. Otras cosas puede que sean geniales algún día, pero no ahora. Así que digo "No". Y por lo tanto, algunas veces me echan esa mirada de "Creí que me amabas". Y sólo les digo, "Bien, sólo tienes que confiar en mí en esto". Ven aquí, hijo, ven aquí. Ven, pude crear un pequeño mundo en una burbuja segura para ellos. Donde siempre obtuvieran todo lo que quisieran, justo cuando lo pidieran, donde fueran protegidos de todo, pero no sería vida, ¿o sí? Algunas veces le pedimos cosas a Dios y cuando no las obtenemos, y Dios no nos las da, Pensamos que algo debe estar mal con Dios. O tal vez le has estado pidiendo a Dios algo desde hace tiempo, y aún no lo recibes. Y tu pregunta es: "¿Cuánto tiempo tengo que esperar para esto? ¿Cuándo me lo va a dar Dios?". Ytal vez la perspectiva de Dios es, "¿Cuánto tiempo, en cuánto tiempo vas a ver que hay una perspectiva más grande aquí? O tal vez eres como yo. Algunas veces piensas, "Dios, si tan sólo me das esto, entonces estaré bien. Entonces mi vida estará bien". Tú puedes llenar ese vacío, lo que sea que sea tu "eso". "Dios, si sólo me das esto, entonces todo estará bien", Y Dios dice: "No, no es cierto". O tal vez piensas, "Dios, si tan sólo me das esto entonces seré feliz". Y tal vez Dios dice: "No, no serías feliz". Se te va a enredar en la muñeca y te va a golpear en la cara y lo hará. No te haría feliz, no lo disfrutarías". Aveces tenemos nuestras propias ideas de lo que sería mejor, ¿o no? Así que esperamos que Dios esté de acuerdo con nuestra idea de lo que sería mejor. Pero la idea de Dios de mejor es mejor, ¿no? Y no sé por qué hay tanto dolor y confusión en la vida. Y no sé cómo Dios lo puede soportar, pero lo que sí sé, la pregunta es; ¿Creo que Dios es bueno? Es decir, ¿profundamente en tus huesos, cómo crees que es Dios realmente? Porque hasta que cada uno de nosotros tratemos con esta pregunta, entonces nada va a tener sentido, ¿o sí? Y Jesús dijo, "¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan le dará una piedra, o si un hijo pide pescado le dará una víbora? Si ustedes que son humanos, que son carne y sangre, siendo malos, saben cómo dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que le pidan?". Así que cuando te encuentres parado frente al kiosco, preguntando, "¿Por qué no puedo obtener lo que quiero?". Cree que Dios es bueno y que cruzando la calle tiene algo mejor.